Por José Ramón de la Morena

Es lo que se podría llamar un hombre bueno por naturaleza. Su mejor amigo es un viejo transistor. Bueno, Ya no tan viejo; hace un año tiene otro nuevo. Es igual, ese transistor le hace feliz las tardes de los domingos con el fútbol. Pasea por todo el pueblo y va dando información de cómo van los partidos. Si marca el Madrid, el recorrido lo alarga y se va deteniendo en todos los corrillos de los bares. Mira con una sonrisa feliz a los parroquianos que le provocan con la pregunta:

   -¿Cómo vamos, Tomás?

Él sonríe y separa la cabeza del transistor:

   -Ha marcado ahora el Nene

Y como muchos no saben quién es el Nene, le vuelven a preguntar, que en el fondo es lo que él quiere. Y él vuelve a los acertijos:

   -El chaval, un cabezazo que por lo visto se ha colado por toda la escuadra.

Y los otros que no saben quién es el chaval:

   -Pero ¡coño! ¿quién ha marcado?

Y Tomás, ya un poco cortado, vuelve a pegar la oreja al transistor, y dice:

   -¿Quién va a ser? ¡Raúl!

Y se marcha calle abajo. Los otros se ríen y le vacilan desde la puerta:

   -¡Eh! Tomás, espera….¿cómo va el…?

Pero Tomás ya no hace caso. Cambia el dial de la FM y lo pone en Radio Estadio donde Fernando Burgos se escandaliza de la suerte que ha tenido el Madrid en un balón que pegó en el palo de la portería que defiende Illgner. Tomás agacha la cabeza, la levanta, mira a uno y otro lado, ve que no hay nadie, se rasca el cogote rapado y vuelve a poner la transmisión en FM. Una pandilla de mozalbetes, con ropa de domingo y con intenciones de discoteca, se lo encuentran cuando baja las escalinatas de los jardinillos. Le preguntan dos o tres a la vez:

   -¡Qué Tomás, ¿cómo va la cosa?

Y aún con el susto en el cuerpo por el tiro al palo:

-Bueno (dice muy serio), de momento ganamos pero oye…, con un puntito fuera tampoco nos viene mal, ¿verdad?

Pero los rostros ya han visto lo que querían y no le contestan. Un ramillete de quinceañeras, perfumadas y provocativas con risitas escandalosas y chillonas se han sentado en uno de los bancos de los jardines. Tomás las ve ir con el rabillo del ojo y continua el recorrido.

   -¡Don Antonio!, decía el tío Tomás, su padre, al cura, ¡Que hay que recogerle! A ver si es posible buscarle un apaño ¡que edad ya tiene!, ¿no?

El apaño es una novia. Pero Tomás de eso no quiere saber nada. Aunque últimamente, con su madre enferma y después de morir el tío Tomás hace ya algunos años, se da cuenta de que tendrá que buscarse un apaño. Lo debe de ver como algo por lo que hay que pasar, al igual que pasó la mili, y entonces lo asume resignado.

   -¡Don Antonio! ¡Eh, don Antonio!, y el cura se vuelve despistado hacia Tomás que sube por las escaleras de la plaza de la iglesia. Don Antonio le sonríe, sabe lo que quiere. Quiere que le pregunte por su Athletic de Bilbao que está jugando con el Madrid:

   -¿Qué cómo vamos?

Y a Tomás se le ilumina el rostro con una sonrisa de satisfacción:

   -1-0, gol del Nene, ni la ha visto el Chevarría

   -Etxeberría, dice el cura

   -Bueno, si yo me entiendo y usted también, ¿a que sí?

Luego se rasca otra vez el cogote, agacha la cabeza y la vuelve a levantar con una sonrisa inocente:

   -Bueno, habrá que buscar un apaño pa mí, ¿no?

El cura suelta la carcajada:

   -Claro, pero tienes que lanzarte tú. ¿Hay alguna que te guste?

Y Tomás no para quieto. Se mueve a pasitos, delante, atrás; cambia el dial de nuevo a Radio Estadio haciéndose el distraído y contesta:

   -Bueno, sí he visto alguna por ahí pero….(se ríe)

   -Nada, nada, Tomás, de este año no pasa, dímelo pronto y rápido que te preparo los papeles (se carcajea el cura)

Tomás sale corriendo escaleras abajo y vuelve a poner su Radio Estadio. Un pitido familiar da paso a una voz que suena a sentencia para él:

   -¡Gol en Bilbao!

Se para, baja el volumen y se lo arrima al oído:

   -¡Ha empatado el Athletic por mediación de Urzaiz!

   -Bueno, si es lo que yo decía, con un punto fuera no está mal…no está mal ¡ya vendrán aquí!

Luego desaparece cuando acaban los partidos, con ellos Radio Estadio y con Radio Estadio, Tomás y el transistor. La noche sube al pueblo mientras se empieza a despedir el domingo. Desde las eras se ve la caravana de coches atascados que regresan del pantano a Madrid. Hace frío y comienza a chispear ahora, aunque hoy hizo un buen día.