El único superviviente del barranco del Atlas ha explicado en ‘El Larguero’ la tragedia en la que fallecieron sus compañeros Gustavo Virués y José Antonio Martínez.
Juan Bolívar no puede ser más claro: «A José lo dejaron morir». Esta frase resume su opinión sobre el rescate en el barranco del Atlas en el que perdieron la vida sus compañeros Gustavo Virués y José Antonio Martínez. Del primero ha señalado que estuvo preparando la expedición durante todo un año. Lo ha calificado como un hombre muy echado para alante. Del segundo ha destacado que es una persona muy cariñosa.
Bolívar asegura que «todo ha sido muy surrealista» y ha afirmado que la muerte de sus compañeros puede ser considerada un asesinato por negligencia e imprudencia. Además, ha salido al paso de los que han señalado que los tres españoles no tenían experiencia suficiente para un reto como el del Atlas. «Llevo desde los 12 años en una cueva. Esto no es nuevo para mi», ha señalado.
El aventurero ha relatado cómo se produjo el accidente y cómo tuvo que pasar casi una semana cuidando de su compañero José Antonio Martínez. «Las temperaturas por la noche eran de unos cinco grados bajo cero», relata. «Los dos primeros días José estaba como mareado, pero le obligué a comer y lo dejé bien abrigado».
Bolívar reconoce que no tardó en perder la noción del tiempo en los días que pasó en el barranco y que empezó a pensar en lo peor cuando no conseguía ayuda a través del teléfono y nadie acudía a la zona en la que él y sus compañeros sufrieron el accidente.
Lo más duro de su historia llega cuando las autoridades de Marruecos iniciaron el rescate. «Cuando los vi le dije a José que había llegado nuestra salvación«. Sin embargo, la realidad fue muy distinta, ya que la labor de los miembros de la Gendarmerie fue más que deficiente. Primero, porque le pidieron a Juan que colocara a José en la camilla. Y luego, porque cuando lo colocaron ellos e intentaron subirlo, Martínez cayó a una catarata.
«Yo les gritaba y los de la Gendarmerie me decían que estaba bien. Se echaron a dormir. Yo les preguntaba, pero ya me di cuenta de que solo había una persona tirando de la cuerda que sujetaba a José», explica. A la mañana siguiente Bolívar no daba «un duro» por su compañero, que se había quedado toda la noche debajo de una catarata. Sin embargo estaba vivo, aunque no mucho tiempo. En un último intento de los agentes por tirar de Martínez, cayó definitivamente al río, donde pudo fallecer ahogado o por hipotermia.
Bolívar pudo salir del escenario al día siguiente, una vez que se pudo rescatar a su compañero con la ayuda de Protección Civil. «A José ya lo vi muerto en la camilla», dice. «Cuando consigo llevar al pueblo, después de cuatro horas andando, me tumban en una camilla para hacerme unas fotos», explica. El objetivo, que pareciera que la Gendarmerie lo había trasladado.