Hace unos días recibí un whatsapp de estos que se comparten en grupos y que recordaba en forma de documental un hecho histórico que se ha conocido como “el milagro de Navidad”. La historia es tan bonita que merece la pena recordarla. En las trincheras de la Primera Guerra Mundial, los combatientes alemanes, franceses y británicos dejaron sus fusiles y confraternizaron, enterraron a sus muertos y jugaron un partido de fútbol.

24 de diciembre de 1.914, sólo unos meses después del inicio de la Guerra en la que alemanes y aliados batallaban en los frentes de Bélgica y Francia, en las cercanías de Ypres (Bélgica), mientras los combatientes permanecen alertas, unas voces rompen el silencio : alguien empieza a entonar “Stille Nacht” (Noche de Paz) . El canto emerge desde las trincheras alemanas. Los combatientes aliados (británicos, franceses y belgas) corean la composición y entonan sus propios villancicos.

Así lo relata uno de los soldados británicos presentes, en el reportaje de la BBC “Paz en tierra de nadie”, de 1981

“Como a las 7 o las 8 de la tarde, vimos algunas luces brillando en la oscuridad y de repente les oímos cantando Noche de Paz. Me levanté para ver qué sucedía, y todos mis compañeros hicieron lo mismo. Cuando terminaron les aplaudimos, y decidimos que era nuestro turno para cantar un villancico. Y cuando terminamos, fueron ellos quienes nos aplaudieron, y cantaron otro. Así estuvimos unos minutos, hasta que nosotros comenzamos a cantar “Adeste Fideles”. Entonces, los alemanes se unieron a nosotros pues la letra era en latín. Pensé que era algo extraordinario. Las dos naciones cantando el mismo villancico en mitad de la guerra”.

El siguiente movimiento fue que algunos hombres salieron de sus trincheras, sin armas, brazos en alto, para encontrarse con sus oponentes en zona neutral. Se dieron la mano e intercambiaron comida y algunos objetos. Una tregua que también permitió que se pudieran recoger y sepultar con tranquilidad cadáveres de los soldados que habían fallecido en combate. Los soldados alemanes, franceses y británicos habían decidido celebrar la Navidad.

La singular tregua culminaría con un partido de fútbol que pasaría a la historia como símbolo de la confraternización humana. Lo que los alemanes iniciaron en Nochebuena tuvo un epílogo en Navidad gracias a una pasión puramente inglesa, el fútbol. Por unos momentos olvidaron los motivos de la guerra, la disputa sólo fue por un balón. El fútbol terminó de hermanar al bando aliado y al alemán en un terreno de juego improvisado.

Una carta redactada por el Teniente Kurt Zehmisch, del ejército alemán, lo contaba así: “los ingleses sacaron un balón de fútbol de sus trincheras y de inmediato nos pusimos a jugar un partido, Qué maravilloso fue aquello, a la vez que realmente extraño”

Hace 6 años, el 17 de diciembre, la UEFA recordó en la localidad de Ypres, Bélgica, el centenario de la Tregua de Navidad de 1914, y se levantó un monumento en el mismo sitio en el que se disputó el improvisado partido. Michel Platini, entonces presidente de UEFA, invitó a los jefes de estado y de gobierno de Bélgica, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. En sus discursos recordaron con emoción esos maravillosos momentos que sólo el fútbol puede permitir. Merece la pena rescatar algunos extractos:

Michel Platini: “Estamos reunidos para celebrar un momento de hermandad y amistad que nos apaciguó con su humanidad. Me resulta conmovedor imaginar a estos jóvenes hace 100 años encontrando un lenguaje común en el fútbol para expresar su fraternidad.”

François Hollande, presidente de Francia: “En el día de Navidad de hace 100 años, y con un espíritu de concordia, los hombres salieron de sus trincheras para compartir un momento de amistad. Fueron solo unas horas, pero suficientes para que los jóvenes soldados franceses, ingleses alemanes y belgas intercambiaran miradas y sonrisas y jugaran un improvisado partido de fútbol. No había franceses, ingleses, alemanes y belgas, sólo hombres. Esta historia es el mejor tributo que se le puede hacer al deporte y al fútbol”.

Sir Bobby Charlton, leyenda del fútbol inglés: “ Es una gran sensación imaginar que, en una situación absolutamente devastadora como la guerra, el fútbol una a todos. Estoy muy orgulloso de que dos ejércitos se unieran en el centro del campo de batalla para decir que aquello era una vergüenza y que no debía estar sucediendo”

La guerra regresó, pero para la posteridad y para el recuerdo quedará aquel día de Nochebuena de 1914 en que las armas se detuvieron y las ansias de conquista dieron lugar a paz entre enfrentados, a villancicos y a partidos de fútbol.